ADIOS FRENAZO AL BOTAFUMEIRO

viernes, 19 de noviembre de 2010

Estimado amigo:

     aunque no sea un tema jaenero, si tengo que desahogarme contigo porque lo llevo dia a dia y aunque parezca una tonteria tiene su importancia, te voy a contar hoy cosas del Botafumeiro. Que ¿que es el Botafumeiro?, este cacharro es un incensario gigante que mide aproximadamente un metro y medio de alto y pesa 50 kg en vacio. En la antigüedad a los peregrinos se les dejaba dormir en aquellas catedrales donde se veneraba alguna imagen. En Santiago era tan numerosos los peregrinos, sudorosos de tantos dias pasando penurias, que el olor y el hedor en el interior era tan intenso que los que mandaban en la misma vieron la necesidad de tan gigante artefacto para ambientar con otros olores el templo. El Botafumeiro que habitualmente se ve no es el bueno, reservado para las misas solemnes, existe otro de diario, llamado "la Alcachofa" que es el que cotidianamente se ve.

     Es costumbre que a la hora de parar este aparato, uno de los "tiraboleiros" lo frene agarrándose a él cuando todavia está en cierto movimiento. Es costumbre también que siempre que ocurre esto los fieles asistentes a la misa rompan en aplausos. Pues bien, esta costumbre de los aplausos va a desaparecer. En un principio y viendo el tema de la crisis y los recortes salariales se me ha ocurrido pensar en el pobre "tiraboleiro" que frena el artilugio, al trabajar menos, menos salario, pero no, me equivoco, lo de parar este ingenio es por otra cuestión y no es otra que los aplausos de los peregrinos, las palmas de los fieles que asisten a misa y ven con ilusión un acto del final de su peregrinación. Simple y llanamente amigo es para que el público, los intervinientes en la misa no aplaudan pues se consideran inapropiados, las palmas enturbian la paz de la iglesia, vamos que el gozo del "aqui te pillo y aqui te paro" se acabó, se finiquitó.

     ¡¡Ay Dios mio!! y es que en mas de una ocasión se ha solicitado a los fieles, se ha pedido a los peregrinos que ni se les ocurriera aplaudir, que esto no es un festín. Algún lumbreras ha comentado que en cualquier templo del mundo nadie hace palmas cuando el sacerdote para el incensario en los altos litúrgicos. Pero ¿lo mismo es el incensario de mi parroquia que el Botafumeiro?, pues no me dirás, para mover el de mi parroquia lo mueve solo una persona y no suele cobrarse por moverlo, el Botafumeiro creo que cuesta 300 euros y lo mueven espectacularmente ocho "tiraboleiros", si cuesta pasta, pasta gansa. Ver  planear entre las naves catedralicias de Santiago a este artilugio es que un cristiano o un grupete han aflojado su bolsillo, han sacado la billetera y lo han pagado, dame pan, dime tonto, pero suelta la pasta.

     Estas cosas de la Iglesia no se entienden, cada vez se quitan o apartan costumbres cotidianas que el vulgo las adopta sin maldad y sin fiesta. Con el achaque del desgaste hace poco se prohibió apoyar las manos en el parteluz del Pórtico de la Gloria y darte tres cabezazos en la figura del Maestro Mateo. Ahora será el frenazo del Botafumeiro, en el futuro no abrazaremos al Santo por que lo oxidaremos, ¡yo que sé!

     Por cierto hablando de Iglesia, el próximo miércoles la Federación Española de Fútbol, imagino que con el Sr. Villar a la cabeza, llevará a la sede de la Conferencia Episcopal Española la Copa del Mundo de Fútbol. En su periplo por la geografía hispana, le toca a los cardenales y obispos. La tocarán, se echarán fotos, la bendecirán, ese dia rozará la "gloria", imagino que habrá fotos, por ejemplo a Monseñor Rouco Varela junto a la Copa, ¡vaya póster! el Sr. Rouco con la Copa, vamos ni el Iker, bromas aparte, que la disfruten.

     Que el ¡Señor! pille confesada a la Copa del Mundo, y a mi también.

     Hasta pronto.

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